una educación criminal, La salvaje infancia que debes leer

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Pablo D. Santonja | @datosantonja

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Pensaba que iba a encontrarme otra historia más del narco por excelencia. Ya sabes: bigote, metralletas, la Hacienda Nápoles, el zoológico, la DEA y un reguero de muertos. Pero no. Lo que encontré fue a su hijo. Y no lo vi venir.

La historia comienza como un disparo que se escapa mientras unos tipos limpian sus armas. Estamos en la finca del mismísimo Pablo Escobar, y los que juegan con armas son los guardaespaldas del patrón. Esos mismos que, entre ejecución y ejecución, hacían de niñeras del pequeño Juan Pablo.

Flashback. Música de salsa con distorsión. Cámara lenta. Un niño con mirada entre inocente y resignada se pasea entre criminales con nombres de villanos de caricatura: Gatillo, Latuca, Amargo, Mandarina, La Negra, El Poeta. Una galería de personajes que podrían haber salido de una película de Guy Ritchie, si hubiera crecido en Medellín.

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Esto no es una historia sobre Pablo Escobar. Es sobre el niño que creció entre sicarios que olían a pólvora y cocaína. Una infancia donde la violencia era rutina y la lealtad, un concepto deformado por la supervivencia.

Sebastián Marroquín —el hijo, antes conocido como Juan Pablo Escobar—, junto al director Pablo Martín Farina y con las ilustraciones de Alberto Madrigal, nos sirve esta historia en forma de cómic, medio ideal para una infancia tan surrealista como salvaje. “No era el momento ni la manera adecuada de entrar en ese mundo lleno de miedo y oscuridad”, explica Marroquín en la introducción. Pero ahora, con distancia y con tinta, se atreve a mirar atrás.

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Y lo que vemos no es solo grotesco. Es irónicamente tierno. Tragicómico. El relato de un niño que nunca pidió nacer en el epicentro del crimen organizado más letal del siglo XX. Una infancia contada entre risas nerviosas, pistolas cargadas y lecciones de vida dadas por asesinos con apodos.

“Escobar: Una educación criminal” no busca glorificar, victimizar, ni explicar lo inexplicable. Solo lo muestra. Crudo. Y en viñetas.

Impecable y valiente narración.





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